Libros escritos por Consuelo Martín.
La presente edición de la profesora Consuelo Martín se basa en el texto original del Gītā Press (Gorakhup, India) y presenta por primera vez en nuestra lengua los comentarios de Śankara, maestro del siglo VIII que salvó la filosofía védica en su pureza «no-dual», convencido de que comprender la raíz del deseo, la creencia en la separación, es terminar con el apego y alcanzar la libertad en lo infinito, el aliento de la unidad sin forma.
La apertura de la sensibilidad filosófica de Occidente a otras voces –a veces lejanas en el espacio y en el tiempo, a veces próximas pero largamente calladas– es una constante en el pensamiento de las últimas décadas. Agotados desde hace algún tiempo otros modelos, se busca una metafísica que no se limite a explicar la realidad sino que ayude al ser humano a descubrirla en sí mismo. En este sentido la sabiduría advaita, contenida en la «Māndūkya Upanishad» y en las «Kārikā de Gaudapāda» (junto con los comentarios de Śankara), y el propio estudio de Consuelo Martín que los precede y que presentamos en este volumen, pueden considerarse como el intento de acercarnos a uno de esos modos de apropiarse de la realidad radicalmente diferente del occidental.
Los Brahma-Sūtras, junto con la Upanisad y el Bhagavad Gītā, constituyen el Prasthana-traya, el triple canon de la «Sruti», la revelación de la sabiduría de la India. Los comentarios de Śankara a esta valiosa tradición constituyen la aportación de la filosofía para explicar la no-dualidad, el estado de unidad de conciencia al que aluden los más elevados textos de todas las tradiciones religiosas.
La no-dualidad es la esencia de las Upanisad. No se imita a interpretaciones intelectuales, sino que se presenta como un reto para despertar la sabiduría. Las proposiciones upanisádicas tienen como finalidad llevar al investigador a la experiencia no-dual, es decir, a la unidad de conciencia.
Por la explicación del filósofo Sankara a estos textos, las verdades reveladas y reveladoras de las Upanisad han sido incluídas en el entramado lógico de un sistema metafísico: la advaita. Sus comentarios dan una explicación racional a enseñanzas que muchas veces transcienden la razón discursiva.
Por primera vez se presenta en nuestro idioma la «Upanisad Brihadāranyaka Bhāsya» o «Gran Upanisad del bosque», considerada apéndice del «Sathapata Brāmana» o «Tratado de los cien caminos». Esta obra de la tradición védica («Yagurveda») fue magistralmente comentada por el gran filósofo advaita Śankara.
La obra se compone de libros para ser leídos en el retiro de la naturaleza. En aquellos tiempos, en las tierras del Indo, quienes se sentían atraídos por la sabiduría se apartaban a los bosques para reflexionar y contemplar. La vida contemplativa armonizaba así con la existencia cotidiana.
Este libro aborda un estudio inusual sobre el discernimiento que trasciende el mero pensar sobre lo que es discernir. Afirma que la verdad del conocer ha de surgir entre las apariencias pensadas a partir de una posición adecuada de la mente: la contemplación. Y una reflexión racional sólo tendrá valor, en este sentido, si prepara para ese acontecimiento no-dual (advaita). Así se ha entendido siempre en la tradición contemplativa de la humanidad sin distinción de tiempos ni lugares.
En la contemplación silenciosa se produce una investigación vivencial en la misma conciencia que investiga. La acción de la sabiduría en la conciencia de quien contempla es una verdadera revolución: la revolución del silencio.Así podría resumirse, en palabras de la misma autora, el contenido de este pequeño pero profundo libro. La Dra. Martín despliega aquí los aromas y colores del silencio, el cual constituye la puerta, a la vez que el meollo mismo, de la vivencia no-dual. Toda práctica tradicional tiene ineludiblemente un aspecto encaminado a llevar al practicante hasta el silencio. Es en ese momento, en que se detiene la actividad incesante del pensamiento, donde reside la oportunidad de contemplar directamente lo que ES tal cual es y sin atributos: la Realidad en toda su pureza, libre de las distorsiones de la charla mental. Es ahí, también, donde se halla la posibilidad de realizar nuestra auténtica naturaleza, igualmente teñida y fragmentada por la mente pensante hasta recrear una imagen ilusoria de quienes somos.
La contemplación no está separada de la vida; forma parte del vivir. De hecho, es la esencia misma de la vida. Y porque es la esencia de la vida, contemplar no requiere de ningún conocimiento misterioso ni adiestrarse en una enrevesada técnica. Somos ya conciencia contemplativa. Así que basta con depositar la atención serena mente sobre el presente que acontece para que aparezca la lucidez con todo su brillo luminoso y claro.
Consuelo Martín nos revela en El arte de la contemplación que en todas las situaciones del vivir se puede contemplar. La contemplación se vive con todo. Así, todo puede ser transformado. Contemplando descubrimos el porqué de la existencia, por qué sufrimos, por qué amamos. La unidad que crea la contemplación deshace todas las dudas originadas por la apariencia de separación, y las preguntas que nos hacemos, todas aquellas que permanecen sin aclarar desde el nivel del pensamiento, encuentran por fin respuesta. La mente contemplativa está hecha de lucidez sin esfuerzo.
Esta obra recoge lo esencial de las charlas sobre la contemplación que Consuelo Martín ha venido impartiendo durante sus retiros meditativos. Constituye un conjunto de reflexiones y descripciones prácticas que la autora denomina»investigaciones», debido a que resultan de su propia mirada contemplativa, esto es, una mirada a bierta, transparente y lúcida que atestigua desapegada e imparcialmente la realidad.Las investigaciones que aquí se recogen giran en torno a la cualidad de la contemplación y cómo esta se desarrolla de manera espontánea y natural. La propia lectura del libro es ya una práctica que nos sumerge sin esfuerzo en la presencia serena y atenta propia de la contemplación.
Estamos ante un libro que marca un camino directo a la sabiduría e ilumina así nuestro vivir. Su contenido puede resultar más que inusual, sorprendente si se lee desde el nivel habitual sensorial y pensante. Pero quien lo lea con visión intuitiva, receptora de la evocación de la verdad, tendrá evidencia de que las cosas no son lo que parecen, sino mucho mejor.
El silencio no es, como pudiera pensarse, opuesto a la expresión creadora, sino por el contrario, el camino hacia la fuente de donde brota la esencia de toda creación. Esta investigación, que para la autora es una experiencia totalmente vivenciada, puede transformar la conciencia de forma holística y creativa para permitirla gestación de un ser humano nuevo y libre. Porque tal comprensión, tal apertura de conciencia, es sinónimo de libertad. El camino para esa apertura es el silencio.
La obra de Sankara consta de comentarios a los grandes tratados filosóficos del Vedanta: Upanisad, Bhagavad Gíta, Brahma Sutras y pequeños libros del filósofo donde se enseña la práctica del camino de la sabiduría guiado por la metafísica advaita. El fundamento de estas enseñanzas no-duales parte de la vivencia de unidad en un estado de conciencia iluminado, por ello las verdades que de ahí se derivan se experimentan al contemplar.
Este libro contiene un conjunto de meditaciones de la tradición védica advaita, atribuidos al sabio Astavakra, junto con las meditaciones que la autora ha hecho sobre ellas. Tanto unas, las tradicionales, como otras, las actuales, apuntan a la realidad última o absoluta. La realidad aparente y el conocimiento convencional q ue de ella se tiene, constituyen el mundo fenoménico, ilusorio desde la visión verdadera. Verdad y realidad coinciden solo en la conciencia unificada del ser humano liberado, al que tradicionalmente se le llama jivanmurata.
El significado de la vida no es algo definible con meras palabras; es algo que se revela a través de los variados movimientos de la existencia. La pregunta esencial de ¿qué significado tiene la vida? no la resuelven las respuestas rutinarias, parciales y limitadas, acuñadas por el pensamiento. Es necesario indagar en los motivos últimos de la acción para encontrarse cara a cara ante la evidencia.
Desde este punto de vista la vida es una aventura insólita, una inspiración incesante que, a medida que la contemplamos con ojos nuevos, se va haciendo cada vez más presente en lo cotidiano. VIVIR POR INSPIRACIÓN parte de la investígación cotidiana de ese fluir de nuestra conciencia en busca de la verdad perdida para alcanzar la realidad en el nivel profundo. La autora conduce al lector hacia una desnudez radical gracias a la contemplación del ahora eterno, una desnudez del ser que es la gloria de la vida.
La autora de este bello y hondo libro convoca al lector a un repensar nuevo y sereno, lúcido y universal, que invite a descubrir el misterio de la actitud religiosa. Para ello se aúnan las tradiciones de Oriente y Occidente, se descigra el misterio sagrado del símbolo (que trascienda en la raíz cualquier manifestación puram ente exotérica del mismo) y se observa el hecho religioso desde su orígenes. Se evidencia el anhelo de la Humanidad por reconciliarse (religarse) con lo Divino tras la original fractura o ignorancia fundacional en que la mente dual se perdió, hecha pedazos, en la manifestación.
Todos los seres humanos tenemos sincero interés por descubrir la posibilidad de amar y ser libres. Y si alguna vez imaginamos como separados el amor y la libertad, lo cierto es que siempre anhelamos vivirlos inseparables. Hemos de abandonar la creencia de ser este estrecho lugar circunscrito al cuerpo físico, las emociones y las ideas. Hemos de salir de ahí, si anhelamos ser libres, porque no hay otro camino hacia la libertad. Todo lo que creo ser me separa, me encierra en los límites que mi creencia construye y, acorralado así por inadvertencia, me muevo fuera del amor. Sólo en la libertad florece el amor.
La verdadera sabiduría para actuar nace de la contemplación, esto es, del darse cuenta de que la conducta auténtica es aquella movida por la Inteligencia en donde se cumplen los versos de Angelus Silesius: «la rosa es sin porqué, florece porque florece».